sábado, 12 de enero de 2008

Capaz que son todas boludeces. Y yo -como soy cabrona- me enojo por poco. Pero ¿por qué, por qué cuando llamás a cualquier empresa te tienen que tener largos minutos esperando? Llamo a telefónica. Quiero información sobre llamadas internacionales, tengo que marcar 000. Tenía Convergia antes. Una empresa chica, me caían bien, venezolana creo. Pero tenían los mil líos administrativos. Y podías pagar sólo en el Laverap, o algo así. Entonces, un día me llamaron para ofrecerme otra y dije que sí. (Fernando, el papá de Rocío, siempre decía que sí cuando le ofrecían nuevos servicios de llamadas internacionales. Total, decía, nunca llamábamos afuera y por lo menos les armábamos algunos líos administrativos cada vez que tenían que cambiarnos).
Llamé entonces al triple 0 y bueno, la vocecita. Y después nada. Musiquita. Y después nada. Ocupado.
¿Por qué? ¿Por qué? Sólo quiero una información. Nada más, chicos. A ustedes les conviene, en serio. Me dan la información, y llamo a un celular en Quito. Pero no. No sólo no me la dan, sino que me hacen enojar.
Pero claro, es cierto, yo me enojo por cualquier boludez.

jueves, 10 de enero de 2008

Empresas de servicios en Argentina

"No robe. El Estado no admite competencia", decía una pintada allá por Flores. Pero convengamos que este país ofrece un terreno fértil para una sana competencia.
Las empresas proveedoras de servicios, por ejemplo, están haciendo un esfuerzo digno de elogios.
Te tratan como si te estuvieran proveyendo el servicio gratis, y algunas hasta poniendo plata.
Cuando reclamás, te acordás de que Magoya existe, porque es quien termina atendiendo tu reclamo.
¿Mails? mmmm... nop. Extrañamente responden, y cuando lo hacen no tiene nada que ver con tu reclamo o pregunta. "Justo no", como dice mi amiga Laura.
¿Teléfono? armate de paciencia, y "patinate" unos manguitos en hacer el intento. Cuando responden, los empleados o no tienen ni idea, o te tratan como si vos no entendieras que ellos sólo atendiendo el teléfono han cumplido con su deber.
Entonces te sacuden, te ponen servicios extra que nunca pediste y que tenés que ir en persona, con un niño pelado de 3 meses y una mochila negra y el DNI con firma autorizada de tus padres y abuelos para darle de baja. Y demoran un par de meses. Porque no es el mismo trámite, no, darle el alta que darle la baja. Como su nombre lo indica, son dos cosas distintas.
Y te mandan cosas que no pediste. Y tenés que avisar que no. Porque al revés no se puede. Tu derecho a expresarte siempre tiene que ser, ante el hecho consumado de encajarte cosas, llamar, o apersonarte (o sea, gastar TU tiempo y TU money) y dar el NO. "No señor, no, yo no quiero un serviciodecontestadordellamadasgratuitoperonotanto. Ni quiero lamismarevistadelmespasadoperomáscara. No. Tenés que avisar que no.
Te dan promociones, siempre. Qué razón tenía el viejo (Garbis, ése era mi viejo) cuando decía que si te insisten tanto con regalarte cosas, sospechá. O ese saber popular taaaan profundo "ojo, que el primero te lo regalan pero el segundo te lo venden".
La inteligencia humana es limitada, pero la estupidez no tiene límites.
Porque terminás, una y otra vez, diciendo "qué bueno, qué bueno... mirá lo que te regalan"

¿Seremos eternamente carne de pirañas? ¿Sigo con esto, o le escribo un mail a Fibertel? ¿Eh?